A mal tiempo, buena cara

Vuelvo con estos renglones a darle vida al blog tras un mes en barbecho. Durante este tiempo me he dedicado a porfiar con el mando y el ratón como si no hubiera un mañana, siempre que las circunstancias me lo permitían, y entre tanto iba saltando de artículo en artículo de Internet para ponerme al día sobre lo que unos y otros tenían que decir en lo que a videojuegos se refiere.

En mis lecturas he tenido la desgracia de tropezarme con varios mequetrefes del verbo, de los que me hacen maldecir en voz baja, de los que se creen magos y no llegan ni a prestidigitadores, aunque al menos no son peores que esos chavales que parecen sacados de una película de Bigas Luna. ¿Por qué escriben así? ¿Tienen un cazasueños y unos dados colgados de sus pantallas? Menos mal que también logré pescar en la red algún texto interesante, bien pensado y redactado, o que al menos no me sacara de quicio. A veces me resulta difícil encontrar páginas en español que me satisfagan. Efectivamente, ahora es cuando los que tenéis un blog os estáis cagando en todos mis muertos porque no sabéis si me refería a vosotros.

Por si fuera poco, además de resfriarme por enésima vez este año, padecí el infortunio de lesionarme del menisco hace unos días, ya que el fútbol es así de cabrón. Será ese el porqué de que no tuviera ganas ni de escribir, presa del mal humor, o es que soy demasiado exigente y pienso que el panorama de los videojuegos no da para muchas más letras. Sea el motivo que fuere aquí estoy de nuevo, como digo, a pesar de los pesares. Cumplo así una promesa que hice en twitter a un par de colegas.

Dejando mis manías y mi negatividad aparte, voy a daros unas recomendaciones, y ya puestos, que sirvan estas palabras como saludo y bienvenida. Por cierto, os recuerdo a los que seáis usuarios de Steam que podéis proponerme unas partiditas, preferiblemente los domingos, a cualquier juego que tengamos en común. No siempre podré apuntarme a la fiesta, pero alguna vez será, lo digo en serio.

Mi primer consejo es que echéis un vistazo a las ofertas digitales de Amazon que estarán vigentes durante unos días. Quizá encontréis más de un juego de vuestro gusto a buen precio y con claves para activarlo en Steam. El truco para poder comprar en esta página, aprovechando el correcto cambio de moneda de dólares a euros, consiste en registrarse con un domicilio estadounidense. Un servidor vive en Alaska, donde hace mucho frío pero no se pagan cargos adicionales con las compras.

La segunda recomendación que os voy a dar es que dejéis de quejaros de lo fáciles que son los videojuegos actuales y compréis una droga llamada Super Hexagon. Por si no os suena es un juego de Terry Cavanagh, autor del magnífico VVVVVV, y está disponible en varias plataformas y sistemas operativos. La criatura que ha parido este señor es un auténtico vicio, una prueba de habilidad basada en un concepto incluso más simple que Tetris, pero llevada a tal extremo de dificultad y rapidez que es como ponerse con el juego de Alexei Pajitnov en un tiovivo.

Y para acabar, si queréis aceptar un último consejo, no perdáis más el tiempo con todas esas películas de guiones absurdos y ridículos superhéroes que últimamente saturan la oferta de los cines y videoclubes. Os invito a que veáis desde el primer capítulo una serie americana que me recomendó un amigo. Se llama Homeland (la serie, no mi amigo) y os aseguro que los premios de la televisión que ha recibido no han sido inmerecidos. No os cuento más.

De momento aquí os dejo mientras sigo agujereándome el estómago con antiinflamatorios, quejándome un poquito de todo pero intentando poner buena cara con las cosas agradables de la vida, como esas tan interesantes que os he comentado. Ya trataré otros asuntos el próximo día, o hablaré del gobierno, como decían Tip y Coll.