¡Récord!

En las antiguas máquinas recreativas, el modo de distinguirte como un buen jugador era poder grabar tus iniciales al acabar la partida. Si conseguías los puntos suficientes, tu nombre y tu puntuación aparecían en la lista de los mejores. Tu récord era efímero porque se borraba al ser desenchufada la máquina, pero te quedabas con la satisfacción de haber sido héroe por un día.

Se conserva en muchos juegos actuales la herencia de aquel sistema de puntación, con el valor añadido de que gracias a la moderna tecnología, con todo este invento de Internet y "la nube”, además de que los nombres y las marcas ya no se borran, no solamente te mides con los vecinos de tu ciudad, sino con el resto del mundo.

Nunca me he obsesionado con este tipo de cosas, pero me gusta que exista esa posibilidad de compararte con otros jugadores, aunque solamente sea por la curiosidad de ver lo bueno (o lo malo) que eres. Para los más competitivos, además, debería ser esto un buen estímulo, el aliciente que le lleva a uno a exprimir un videojuego al máximo, intentando superarse para acabar entre los mejores, si bien es cierto que a más de un chulito de barrio se le habrán bajado los humos al comprobar que siempre hay un chino que lo hace mejor.

Precisamente ayer estaba yo consultando mi puntuación en uno de esos juegos que parecen hechos adrede para demostrarte que no eres nadie, y aunque pude comprobar mis progresos, también me di cuenta de que aún me faltan muchas horas de práctica para dejar de sentirme un poco torpe. En mi descargo diré que tengo la excusa de que me lo acabo de comprar. Prometo mejorar, de verdad, lo prometo.

Por si no tuviéramos bastante con este método de consulta del récord de cada cual, disponemos de esa otra maravilla del progreso llamada YouTube, donde además de salir un perrito que se mea o un niño cayéndose de un columpio, vídeos que deben de ser trascendentales por lo que reflejan sus miles de visitas (nótese la ironía), también vemos cómo hay gente por ahí capaz de la mayores proezas con los videojuegos.

Porque así es, amigos y amigas. Si alguien piensa que Super Meat Boy o Super Hexagon son injustamente difíciles, está muy equivocado. YouTube nos demuestra a diario que algunos superdotados son capaces de acabarlos con los ojos cerrados y haciendo el pino, lo que a veces me hace pensar que lo imposible no existe. Es decir, que si no logras terminar esa fase no es porque no se pueda, sino porque no eres lo suficientemente diestro. No te preocupes, que no eres el único.

Sea lo que fuere, lo importante es que nos podemos divertir batiendo nuestras propias marcas o admirando las de nuestros amigos y conocidos. Al fin y al cabo es de lo que se trata, de pasarlo bien, no solamente superando pantallas, acumulando victorias o terminando juegos, sino escribiendo nuestros nombres en unas tablas que no sirven para nada más que para provocar una sonrisa de complacencia y unos golpecitos imaginarios en el pecho.