Thomas Was Alone

Ya que estos días hemos tratado el género de las plataformas, voy a hablar de Thomas Was Alone, un juego para Windows y Mac que compré en las rebajas navideñas y que mezcla este estilo con el de puzles, combinación que parece haberse puesto de moda últimamente.

Su aspecto, como apreciaréis en las imágenes que he incluido a continuación, no puede ser más escueto. Los obstáculos del escenario están formados por sencillas formas geométricas de color negro y nuestros personajes son rectángulos de distintos tamaños y colores; salvo algunos pequeños detalles como los efectos de iluminación, el agua y la lluvia, visualmente se reduce todo a la mínima expresión.

Como contraste del apartado gráfico, Thomas Was Alone utiliza el recurso sonoro para dar un matiz más cálido al juego, usando una composición melódica con un piano solista y la voz de un narrador que humaniza el comportamiento de nuestros protagonistas rectangulares con la intención de que el jugador simpatice con ellos.

Lo que más me gusta del juego es su aspecto.

Al hablar del comportamiento me refiero a que cada figura, además de distinguirse por su tamaño, posee unas habilidades diferentes de salto, velocidad o flotación en el agua. Los colores de las piezas nos indican sus cualidades y el narrador les concede una personalidad al introducirlas como personajes de una fábula. Por ejemplo, el estirado rectángulo amarillo salta a gran altura, el pequeño cuadrado naranja se cuela por cualquier hueco, la barra rosa sirve de trampolín y el gran cuadrado azul no se hunde en el agua.

De este modo Thomas Was Alone juega con las formas, los espacios y las distancias para proponernos diferentes ejercicios de habilidad mental y destreza a lo largo de cien pantallas. En cada una de ellas empezamos con una o varias piezas concretas y nuestro objetivo es llevarlas hasta la zona que les corresponde, señalada en la pantalla por los trazos que forman cada figura. Para hacerlo tendremos que saltar plataformas a distintos niveles o franquear algunos obstáculos, y como no todas las piezas saltan lo suficiente, tienen la altura idónea para alcanzar una cota, la forma adecuada para pasar por un hueco o la habilidad correspondiente para atravesar un peligro, nos tendremos que valer del resto de piezas para hacerlo, montándolas unas sobre otras para formar escalones o plataformas.

El rectángulo verde camina por el techo, igual que el capitán Viridian (VVVVVV).

La idea del juego me parecía muy atractiva y por ese motivo lo compré, pero me he encontrado con un reto demasiado sencillo, tanto en los puzles como en los saltos (sobre todo en estos últimos). Resolver cualquier pantalla ha sido cosa de niños y no solamente eso, sino que la mayoría de rompecabezas no me han parecido muy imaginativos. Es una lástima porque creo que el concepto del juego podía haber dado mucho más de sí, teniendo en cuenta que en las últimas fases llegamos a tener una gran variedad de piezas diferentes.

A pesar del poco entusiasmo que me procuraban los puzles y los saltos, he mantenido un cierto interés hasta el final con la esperanza de que mejorara la cosa, animado en parte por esa estética que comentaba y que sin duda es el punto fuerte de Thomas Was Alone, aunque no estoy muy seguro de si ha sido un motivo suficiente para considerar que haya valido la pena.

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