Sonic The Hedgehog 4 - Episode I -

Pobre SEGA. Quién te ha visto y quién te ve y sombra de lo que eras. Cuando salió el primer Sonic en 1991, nos dejó con la boca abierta. Primero entraba por la vista, con aquellos coloridos escenarios y un erizo azul encantador y rápido como el rayo. Luego enamoraba por su diseño, alternando los tramos a toda velocidad con otros que requerían un ritmo más pausado. Todo eso, rematado con una banda sonora deliciosa, hizo de Sonic The Hedgehog lo que fue, es y será: Un referente intemporal que ha llegado a trascender incluso más allá de los videojuegos.

Las secuelas y versiones posteriores para Mega Drive, Mega CD, Master System y Game Gear, conservaron en buena medida la magia de su predecesor y en consecuencia, el favor del público. En cambio, con el devenir del tiempo y el mercado, empezaron a torcerse las cosas para SEGA y también para su buque insignia. Primero, al no encontrar el modo de continuar la saga original en Saturn y más tarde, en Dreamcast, al no conseguir reproducir con las tres dimensiones el mismo impacto que con el original.

No podía faltar el homenaje a Greenhill Zone.

Tras la debacle como fabricante de videoconsolas, SEGA ha seguido explotando al erizo en otras plataformas de juego, aunque con menor fortuna, y cuando lo ha hecho, ha sido bautizando siempre a los juegos con algún nombre alternativo a la nomenclatura original, como si quisiera desligarse de estos. Por esa razón, cuando la compañía japonesa se decidió por fin a continuar la serie con su cuarta entrega, los aficionados cruzamos los dedos para que se cumpliera de nuevo el sueño de jugar a un Sonic extraordinario. El formato que eligió SEGA para este nuevo capítulo se divide en episodios que se venden por separado y en el presente artículo voy a analizar solamente el primero de ellos.

En Sonic 4 hay cuatro zonas distintas (una quinta se desbloquea al final) que podemos jugar de forma independiente y en el orden que queramos. A su vez, cada una de ellas consta de otros tantos actos, donde el cuarto es siempre el enfrentamiento con el malvado Dr. Eggman (Robotnik). Los escenarios, haciendo un guiño a los viejos aficionados, están inspirados en algunas fases de los juegos de Sonic anteriores, como Greenhill, el casino, las ruinas bajo el agua y la fábrica. También las zonas especiales en las que tenemos que conseguir la gemas se basan en las del Sonic original, y del mismo modo accedemos a ellas si llegamos a la meta de un escenario con al menos cincuenta anillos.

La zona del casino no me ha gustado especialmente.

Aunque la forma de jugar a Sonic 4 es similar a la de los otros tres primeros, hay varias particularidades que marcan la diferencia respecto a estos y me parecen una concesión a los jugadores novatos completamente desacertada. La primera es el ataque dirigido, que funciona del siguiente modo: Cuando estamos cerca de un enemigo, muelle, televisión o cualquier otro objeto que se pueda golpear, aparece un punto de mira sobre este y pulsando el botón de salto, Sonic ejecuta un ataque automático hacia ese punto. La segunda novedad que no me gusta es que ya no hace falta saltar sobre los muelles para impulsarnos, sino que simplemente tocándolos ya salimos despedidos en la dirección a la que estos apuntan. La tercera diferencia está en que aunque perdamos todas las vidas, no nos obliga a empezar desde el principio, puesto que los actos que se han completado se pueden volver a jugar y al mismo tiempo permiten continuar desde ese punto. Por último, el control del erizo es más brusco y acelerado.

Lost Labyrinth es mi preferida, con diferencia.

El motivo por el que me parecen malos cambios se debe a que simplifican demasiado el juego, ya que eliminan la necesidad de precisar los saltos para caer en el lugar correcto, alterando así uno de los pilares básicos en los que se basa el género de las plataformas. La consecuencia de esto se nota inmediatamente, cuando nos damos cuenta de que superar la mayoría de obstáculos y eliminar a nuestros enemigos depende más de pulsar el botón de salto una y otra vez que de controlar la carrera y la dirección del erizo.

Con este juego, SEGA ha apostado más por el gancho visual, con un Sonic moviéndose más rápido que nunca, haciendo piruetas enrevesadas mientras consigue coger decenas de anillos y al mismo tiempo acabar con varios enemigos, uno detrás de otro. En realidad no es más que lo que fueron haciendo con cada una de las entregas posteriores a la saga original, sacrificando algunas de las mecánicas primitivas en aras de la velocidad.

Esta pelea final con el robot de Eggman me suena de algo.

Para compensar la simplificación del funcionamiento del juego, se han incluido situaciones concretas con una mayor dificultad, como caídas al vacío o aplastamientos; sin embargo, apenas sirven para hacerlo más interesante. Es más, en los primeros Sonic la exploración del escenario servía para ir acumulando vidas, necesarias para los tramos más complicados. En Sonic 4 no hay tal incentivo al no tener que empezar el juego desde el principio, después de perder todas las vidas.

Por lo demás, la mayoría de elementos clásicos de la saga están ahí: Las televisiones con diferentes ayudas (barrera, invulnerabilidad temporal, vida, anillos), los bucles, el agua y las burbujas de aire, los grandes saltos o las peleas con Eggman. Incluso hay algunos detalles novedosos en la fase de las ruinas que me gustan bastante, pero no compensan esa sensación de que el juego funciona con un piloto automático. Sin todas esas facilidades, conservando el mismo funcionamiento que el original, este Sonic 4 hubiera sido mucho mejor.

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