Declaración de principios y compromiso cultural

Crear un blog y usarlo como foro para hablar de videojuegos es sencillo. Las herramientas que encontramos en Internet para hacerlo no requieren grandes conocimientos de informática, de manera que prácticamente cualquiera puede escribir unas palabras y publicarlas. Es más, si uno tiene una gran experiencia como jugador, seguramente le resultará fácil llenar páginas para hablar de sus preferencias, de la próxima videoconsola que se comprará y de las miles de batallitas que haya lidiado.

Tenemos en la red muchos blogs que en cierto modo cumplen ese sencillo cometido: Sirven para que sus autores compartan esta afición con quien quiera leerles, ofreciendo a estos últimos, para mayor regocijo, la oportunidad de una contestación. Algunos de estos blogs son muy divertidos y recomendables.

Junto a todo ese conglomerado de páginas convivimos una minoría que no solamente nos contentamos con escribir sobre videojuegos, sino que además queremos entenderlos en un sentido muy amplio; nos hacemos preguntas, analizamos todas sus facetas y también las de la industria, escribimos críticas sesudas e incluso teorizamos sobre ellos. Nuestra intención, por tanto, no se queda solamente en la anécdota, sino que profundizamos también en el aspecto cultural del videojuego. Precisamente por ese motivo y en aras de la credibilidad y el buen hacer, este intento de escribir seriamente sobre nuestra afición debería obligarnos a cierto compromiso con nuestras letras.

En Cyber2Blog he tratado de explicar mi visión de los videojuegos sabiendo que lo más importante no era solamente decir las cosas que quería, sino cómo lo hacía. Por eso, para empezar, de todo lo que voy a exponer y que probablemente será discutible, sí tenía claro que mi  primera responsabilidad debía ser con el idioma. Nuestro vehículo para hacernos entender es el lenguaje, así que deberíamos esforzarnos en redactar correctamente. Escribir con propiedad no es un ejercicio de encadenar palabras de cualquier manera, sino de hacerlo respetando la gramática del idioma y por supuesto, también la ortografía. Quien escupe sus palabras sin darle importancia a esto, se olvida de que dichas normas son las que facilitan la comunicación, amén de que dotan al texto de una estética determinada para disfrute del lector. Un artículo mal redactado no invalida el mensaje que se quiere transmitir, pero sí lo afea, tergiversa e incluso ridiculiza el escrito, por no decir al escritor.

También desde este blog he intentado fomentar a menudo el debate y la participación porque ayuda en la comprensión de las cosas. Son habituales las preguntas al lector en mis artículos y cualquier opinión razonada y razonable es bienvenida porque enriquece lo expuesto, aunque sea planteando más cuestiones. Incluso desde puntos de vista similares surgen las divergencias; todo el mundo creemos tener razón y todos nos equivocamos. Hay pocos asuntos indiscutibles o que no tengan vuelta de hoja, o como decía el poeta, nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira, de manera que a veces las discusiones han sido acaloradas pues no rehuyo los temas espinosos o delicados, intentando, eso sí, no faltar al respeto a nadie; pido perdón de buena fe si alguna vez me he excedido.

El otro día comentaba en twitter que no me gusta el amarillismo de algunos redactores de videojuegos. Hay blogs que para atraer lectores usan una estrategia populachera en sus artículos. Cualquier crítica corre el peligro de cruzar la linea de la sensatez para convertirse en sensacionalista y posiblemente todos hemos cometido ese pecado, pero hacerlo de forma habitual y a sabiendas me parece nauseabundo. Esta práctica alienta el sectarismo y atrae a toda clase de provocadores que por desgracia se van convirtiendo en asiduos de este tipo de páginas y a veces, por ósmosis, en visitantes de otras afines. El problema tiene la solución inmediata de dejar de visitar estos blogs, pero creo que causan un daño tremendo e inevitable al conjunto de páginas que tratamos de aportar una visión madura de nuestra afición, puesto que su popularidad hace un flaco favor a la imagen que damos fuera del ámbito de los videojuegos.

Sin embargo, pienso que hay otros lugares que intentan asumir su propio compromiso cultural de una forma honesta. Son críticos pero salvo ocasionales bromas o denuncias vehementes lo hacen de forma respetuosa. También promueven debates y están abiertos a confrontar opiniones. Sinceramente, pienso que su labor informativa aporta una imagen necesaria. ¿Por qué necesaria? Porque si pretendemos que esta afición se vea como algo más que un pasatiempo para niños, alguien tiene que tratarla con seriedad y son los implicados quienes deben hacerlo. Algunos de estos magníficos blogs son profesionales e incluso son capaces de transmitir sus ideas a pesar de su dependencia con una linea editorial; el resto son páginas de aficionados que aportan su interés y su conocimiento de la cultura general al ámbito de los videojuegos.

No sé si esta declaración de principios llega tarde, debería haberla escrito de otro modo o si es innecesaria. No pretendo convencer, agradar o sentar cátedra de nada, pero dado el carácter personal de esta página me parecía conveniente aclarar mi visión de algunas cosas como resumen para acabar el año, sean o no compartidas por alguien fuera o dentro de esa minoría a la que hacía referencia.