DLC

DLC, HD, DRM, RPG, FPS, … Con tantas siglas nos vamos a hacer un lío. Bueno, a lo que iba: DLC es el acrónimo de la expresión inglesa downloadable content, es decir, de lo que toda la vida hemos llamado "expansión". Creo que aún no me he pronunciado por aquí acerca de este asunto y como a veces resulta algo polémico, voy a explicar mi postura.

A decir verdad, el DLC engloba algo más que aquella tradicional ampliación que servía para continuar la aventura y precisamente ahí se halla el problema. Actualmente, un DLC puede consistir simplemente en la inclusión de nuevos personajes, indumentaria y objetos diversos o incluso en el añadido de opciones para el juego. Lo que sí se mantiene es la necesidad de tener el original para que funcionen estas expansiones.

Hace unos años, comprar una ampliación significaba poder alargar la vida de un juego por un precio reducido, así que era una opción bienvenida que no se discutía. La tecnología actual ha permitido que estas actualizaciones del contenido de un videojuego se puedan hacer por descarga digital, reduciendo el coste de distribución y aumentando las posibilidades respecto al material ofertado. La cuestión que se plantea es hasta qué punto los DLC siguen teniendo aquel cometido de las antiguas expansiones o han pasado a ser un sacacuartos camuflado.

En mi opinión no hay que demonizar por sistema el invento. Para mí sigue siendo una buena forma de disfrutar un poco más algunos juegos, como me ha sucedido recientemente con Trine 2 y su DLC Goblin Menace. Otro cantar es, en cambio, el añadido que permite jugar con los personajes de Kain y Raziel (Legacy of Kain), en el magnífico Lara Croft And The Guardian Of Light; cuesta tres euros y aunque no sea mucho dinero no me interesa en absoluto, pues no ofrece más novedad que esa. Aún así, no tengo ningún problema en que pongan a la venta un DLC de este tipo, pues posiblemente haya algún aficionado al que le pueda hacer ilusión.

Goblin Menace es un DLC muy bueno para Trine 2.

Empero, el asunto se torna peliagudo cuando nos ofrecen un DLC al mismo tiempo que sale a la venta el juego original y dicha ampliación parece completarlo, como si nos estuvieran vendiendo un título fragmentado de forma innecesaria, solamente por ánimo de lucro. Estoy de acuerdo en que este tipo de prácticas parecen una tomadura de pelo. Aprovechando el tirón de ciertos videojuegos, hay compañías que quizá traspasan esa indefinida línea de la honestidad que un consumidor espera al comprar un producto. Me parece válido, por ejemplo, que un DLC amplíe el número de personajes en un juego de lucha unos meses después de su salida a la venta; lo que no me parece lícito es que salga publicado con un número escaso de contendientes y prácticamente al mismo tiempo ya nos estén ofreciendo por separado varias raciones de personajes a la carta, previo pago de una cantidad.

A pesar de todo, también quiero desdramatizar todo este asunto de los DLC, pues el aficionado a los videojuegos es dado a los excesos cuando pone el grito en el cielo por cualquier motivo y eso no me gusta nada. Pongámonos en nuestro sitio pero no perdamos la compostura ni los modales, si no queremos que los videojuegos se sigan viendo como un pasatiempo exclusivamente para niños o bichos raros. Al fin y al cabo nadie nos obliga a comprar los juegos y DLC que no nos gustan, así que podemos expresar nuestras quejas de forma racional y con educación, no con las pataletas que se leen de forma habitual cuando se tratan estos temas.