Reivindicando las aventuras gráficas

Resulta curioso ver cómo a lo largo de los años ha ido cambiando el gusto de la gente por los videojuegos. Diversos géneros que han tenido su época dorada han dado paso a otras preferencias, convirtiéndose algunos en minoritarios. Con el nacimiento de las primeras máquinas recreativas, se inventaba lo que en aquella época llamaríamos matamarcianos o juegos de naves, posteriormente bautizados aquí con la expresión inglesa shooter o shoot'em up; el éxito de estos juegos tuvo como consecuencia la proliferación de títulos de este tipo. Apenas unos años después, llegaban los juegos de plataformas y lo que comúnmente nombramos juego de arcade, que no es más que el anglicismo para denominar las máquinas recreativas, generalizando de esta manera para referirnos a prácticamente cualquier videojuego de acción de esa época.

Mientras este tipo de juegos convivían en las salas de máquinas y en los ordenadores personales, otro género diferente nacía en las nuevas computadoras, destinadas a otras tareas además de las lúdicas y por tanto a un público más adulto. Me refiero a las aventuras conversacionales, que a mediados de los '80 evolucionarían hacia lo que hemos llamado aventura gráfica. Las primeras en tener cierto éxito se adaptaron perfectamente al sistema operativo con puntero de los Apple y posteriormente también adoptado por el PC y que conocemos por point and clic.

Si solamente pudiera escoger una, sería Day Of The Tentacle.

A finales de los '80 y principios de los '90, aumentaron mucho su popularidad y empezaron a convertirse en uno de los géneros más sólidos y representativos de los ordenadores de entonces. Por un lado se adaptaban perfectamente a las computadoras, pensadas para trabajar con ratón; por otra parte, aportaban un estilo de juego diferente y relajado, atractivo para los usuarios de los ordenadores que buscaban algo más que el frenesí de los arcades.

Las compañías Sierra y LucasArts se convirtieron en los abanderados de las aventuras gráficas. De la primera tenemos algunas de las mejores y más valoradas sagas, como King's Quest, Gabriel Knight, Space Quest o Leisure Suit Larry. De la segunda, algunos de los más divertidos y alocados juegos que se hayan podido inventar, como los primeros Monkey Island, Day of the Tentacle o Indiana Jones and the Fate of Atlantis.

Durante esos años se hizo muy popular este género y aparecieron muchísimos juegos de este tipo, algunos de los cuales son considerados hoy en día como referentes clásicos. Además de los que he citado tenemos maravillas como Sam & Max, The Dig o Broken Sword, por poner algunos ejemplos.

The Dig es una de las grandes de LucasArts.

A finales de la década de los '90 y principios de este siglo se produjo un cambio significativo que afectó terriblemente a la popularidad y aceptación de las aventuras gráficas. El paso de las dos dimensiones a los nuevos gráficos poligonales en tres dimensiones afectó también a este género. El público se sintió atraído masivamente hacia esta nueva tecnología y el intento por integrar la aventura gráfica produjo resultados generalmente malos. Aunque algunos títulos en tres dimensiones de estos años sí son de calidad, no consiguieron apenas retener a los aficionados ni lograron atraer a nuevo público.

Algunas compañías intentaron directamente adoptar las nuevas tecnologías gráficas en tres dimensiones y abandonar el sistema de control por ratón, incorporando nuevos controles y mecánicas de juego; otras tiraron por la calle de en medio, integrando personajes poligonales en escenarios renderizados. Hay algunos juegos de mucha calidad de esta época, como Grim Fandango, The Longest Journey o Syberia, pero no lograron muchas ventas, sobre todo en Estados Unidos, llevando incluso a que algunas compañías míticas tuvieran que cerrar sus puertas. Otros títulos son, en cambio, absolutamente mediocres, carentes de un guión interesante y en los que se puede apreciar que la única pretensión era aprovechar el tirón de la nueva moda gráfica.

De nuevo tenemos aventuras tradicionales de calidad.

La aventura gráfica ha pasado casi diez años de travesía por el desierto, prácticamente extinguida como género. Por fortuna, estos últimos años está volviendo la razón y tanto los usuarios como la industria se están dando cuenta de que se puede apostar de nuevo por estilos y mecánicas del pasado. La aparición de un nuevo modelo de negocio como es la venta online e incluso el éxito de plataformas como la Nintendo DS, está generando una demanda de esos géneros que reinaban en la época de las dos dimensiones. Actualmente podemos disfrutar de nuevo de un goteo de aventuras gráficas de calidad, como Ceville, Machinarium, The Whispered World o Gemini Rue. Lo curioso además es que se están subiendo al carro también las videoconsolas y aunque en un número mucho menor, también se publican algunos títulos.

Durante mucho tiempo los aficionados a las aventuras gráficas nos hemos tenido que contentar con lo que parecían los últimos coletazos del género y con lo que nos ofrecía Telltale Games, nadando siempre entre dos aguas, a medio camino entre el clasicismo de sus títulos y el intento de modernidad de su estilo gráfico. Este Via Crucis particular parece que ha llegado a su fin y aunque seguramente la aventura gráfica no vuelva a reinar, ha resurgido de las cenizas para volver a darnos algunas alegrías.