Bit.Trip Runner

Se me está resistiendo el final de este difícil Bit.Trip Runner, pero como acabarlo será solamente cuestión de paciencia, ya va siendo hora de que os hable de él. De nuevo otro juego de plataformas, así es, aunque no sé muy bien si llamarlo de ese modo, pues se aleja un poco de la imagen habitual que tenemos del género. De lo que sí estoy seguro es de su gran dificultad, ¡y eso me encanta!

Pero pongámonos en antecedentes que ya estoy corriendo demasiado, más incluso que el protagonista del título en cuestión. En el año 2009 la empresa Aksys Games publicó para la consola Nintendo Wii el videojuego Bit.Trip Beat, de los californianos Gaijin Games, inspirado en el clásico Pong de Atari, tanto por su aspecto como por la forma de jugar. Dada su buena acogida, han seguido saliendo para Wii y otros sistemas más juegos de este tipo, con el mismo protagonista y un aspecto similar aunque de géneros variados.

Lo verdaderamente difícil es coger todo el oro, incluso en las primeras pantallas.

Bit.Trip Runner, que es el cuarto de la serie, nos presenta de nuevo al simpático Commander Video, heredero humanizado de aquella mítica pala del Pong, aunque en este caso protagonizando un juego que recuerda a otro viejo conocido de Atari como es Pitfall. Abandonamos aquí la selva para enfrentarnos a una invasión extraterrestre, aunque el argumento no tiene en realidad ninguna importancia, como no la solían tener las historias de los juegos de aquella época de máquinas recreativas y modestos ordenadores domésticos.

Ahora bien, la peculiaridad de Bit.Trip Runner está en que no es el susodicho protagonista quien puede desplazarse por toda la pantalla, sino que ocupa un lugar fijo y es el escenario el que se mueve como la cinta de una película, de manera que nuestro objetivo será ir esquivando una serie de obstáculos a medida que se van presentando. De este modo debemos completar un recorrido lineal dividido en diferentes fases y aunque tenemos un número ilimitado de intentos, cualquier tropiezo nos obligará a empezar la pantalla desde el principio.

El monstruo del final de la segunda zona es más sencillo de lo que parece.

En las primeras pantallas tendremos que ir saltando algunos obstáculos con el botón principal del mando, pero según avanzamos en el juego, aprenderemos nuevos movimientos como agacharnos, dar patadas o grandes saltos. La dificultad se va incrementando en cada fase, obligándonos a pulsar diferentes botones en secuencias más rápidas y complejas. Es fundamental señalar además que la música tiene una gran importancia en Bit.Trip Runner, pues su cadencia nos marca las pautas de los movimientos. Ese es el motivo por el que decía que se trata de un título de plataformas atípico, ya que por la forma de jugar se asemeja a un videojuego musical.

Llegar al final de cada pantalla no es nuestro único objetivo, ya que haciendo otro guiño a Pitfall tenemos la posibilidad de coger una serie de barras de oro repartidas a lo largo de cada escenario. Cuantas más obtengamos, mayor será nuestra puntuación y no solamente eso, sino que si somos capaces de cogerlas todas, accederemos a una pantalla especial como premio. A cada pantalla del recorrido normal le corresponde una especial, que además de ser más difícil y no poder repetirse en caso de fallo, tiene un bonito aspecto envejecido. Bit.Trip Runner consta así de tres zonas diferentes con doce fases cada una, siendo la última de estas un enfrentamiento con el presunto guardián o monstruo de esa zona. Quitando estas últimas, desde el resto se puede acceder a las diferentes pantallas especiales, así que tenemos más de 50 fases de juego en total.

Los peligros de la ciudad se multiplican.

He hablado de las barras de oro, pero también hay en cada tramo una serie de símbolos que al cogerlos multiplican nuestros puntos obtenidos. Podemos ir acumulando estos multiplicadores a lo largo del recorrido y por cada uno de ellos alcanzaremos un estado diferente (de cinco distintos) que no solamente se nos muestra en la pantalla de forma gráfica, sino que también se manifiesta al ir cambiando la música a versiones más complejas de la misma melodía.

En los juegos de plataformas estamos acostumbrados a encontrar situaciones en las que las mayores recompensas obligan a escoger el camino más difícil. Siendo Bit.Trip Runner tan lineal, no existen diferentes rutas, y la alternativa complicada consiste en intentar coger los tesoros y multiplicadores. Lo curioso y bonito es que al hacerlo, el juego responde incrementando las distracciones visuales para volverse aún más complicado. De hecho, el escenario no funciona solamente como un adorno, sino que es una más de las múltiples trampas que tratarán de despistarnos mediante un bombardeo constante de imágenes en movimiento.

Bit.Trip Runner parece funcionar con un concepto muy sencillo; tanto que puede decepcionar a quien busque un juego de plataformas tradicional. Es lineal y desesperante, pero tras esa apariencia se esconde un complejo y maravilloso reto de pulsaciones, imágenes, ritmo y sonido, que más se disfruta cuanto mejor se comprende. Cuando superas la barrera de la frustración, acabas disfrutándolo y riéndote a carcajadas.

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